Me despierto de repente,
cuando siento que alguien se mete conmigo en la cama. Gruño ligeramente y oigo
una risita a mi lado. Sara. Hacía lo mismo cuando éramos pequeñas. Como ahora,
se despertaba antes que yo y se metía conmigo en la cama para molestarme. Sigo
con los ojos cerrados, pero ella empieza a hacerme cosquillas en los costados y
no tengo más remedio que abrirlos mientras intento apartarla para que pare.
Ella sigue riéndose como una niña pequeña hasta que, sin querer, le doy una
patada en la pierna.
-¡Au! –se queja ella. Todavía
se aprecia el tono divertido en su voz. –Venga, levántate ya, que me aburro yo
sola. –me da un azote en el culo y sale de mi cama.
Me giro gruñendo y miro el
reloj. Las 10 de la mañana. Joder, Sara, que es domingo. La oigo canturrear por
el pasillo y decido levantarme.
Me pongo las zapatillas y
salgo a su encuentro. Está limpiando el polvo del piso de arriba. Nooo, me va a
obligar a ayudarla. ¡No quiero!
Voy al baño para lavarme la
cara. Me miro en el espejo y tengo mucho mejor aspecto que ayer. Los ojos me
brillan ligeramente y las ojeras han desaparecido y sé que la razón es porque
estoy emocionada por todo lo que pasó la noche anterior. Madre mía, James está
pillado por mí en serio. Hago un bailecito delante del espejo y le sonrío a mi
reflejo. Me doy la vuelta y me encuentro a Sara observándome con una sonrisa en
la puerta del baño. No dice nada, pero sé lo que está pensando. Le saco la
lengua y ella se da la vuelta soltando una carcajada para seguir limpiando.
Bajo a la cocina a desayunar,
y cuando me estoy echando una taza de café suena el teléfono. La dejo sobre la
encimera y contesto:
-¿Si?
-Buenos díaaaas- la voz de
Charlie suena desde el teléfono.
-Hola, ¿cómo estás? –pregunto
yo en el mismo tono animado.
-Bien –responde ella- Estamos
pensando en ir a pasar el día a Hyde park, ya que ha amanecido con este solazo,
¿os apuntáis? –pregunta.
-Espera, que le pregunto a Sara
–tapo el auricular con la mano para preguntarle a mi hermana. Ella me responde
que ha quedado con Derek para comer –Sara ha quedado para comer, y yo tengo
cosas que hacer.
-Joo, ¡qué pena! –dice ella
con tono mimoso- Bueno, ¡Que os lo paséis bien!
-Vale, Char, lo mismo te
digo.
Y colgamos.
Sigo con mi desayuno, y me lo
llevo al salón para ver la tele mientras como. Están echando un programa que me
encanta de unos gemelos que ayudan a gente a comprar casas de segunda mano y
arreglarlas.
Me entretengo parte de la
mañana viendo la tele, hasta que Sara me reclama para que la ayude con la
limpieza. Pasamos el aspirador por toda la casa, limpiamos los baños y hacemos
la colada.
Hacia las 12 y media ella comienza
a prepararse para su comida con Derek y yo me vuelvo a tirar en el sofá.
-He quedado para cenar con
James- le digo mientras se pone el abrigo para salir de casa. –Lo digo por si
no has vuelto para cuando tenga que irme.
-Vale, no te preocupes. Derek
me ha dicho que vamos a ir a un restaurante a comer y luego iremos a ver una
obra de teatro, así que seguramente llegue tarde.
-Muy bien, disfruta –le digo
haciendo un gesto con la mano para despedirme. Ella me sonríe y sale por la
puerta.
Oigo que habla con alguien
fuera y el ruido de una puerta de coche cerrarse.
Bueno, y ¿ahora qué hago?
Decido prepararme unos espaguetis para comer y me lo llevo al salón.
Son las tres cuando termino,
y me levanto del sofá para limpiarlo todo.
Como ya no tengo nada que
hacer me lleno la bañera para darme un baño relajante. Echo en el agua un
aceite que hace mucha espuma y me sumerjo entre las burbujas. ¿Qué haremos hoy
James y yo? ¿Intentará acostarse conmigo? Sé que ha dicho que esa no era su
intención, pero no creo que yo pueda resistirme. Ejerce tal tentación sobre mí
que solo pensar en la cena ya hace que me tiemblen las piernas. Será la primera
vez que estemos realmente a solas, y tengo cierto temor a no saber qué decir, o
comportarme de modo extraño. Madre mía, por si acaso, tendré que depilarme
bien, no vaya a ser que la cosa se nos vaya de las manos. Cojo la cuchilla y un
poco de aceite, y me lo restriego por las piernas. Con cuidado, voy deslizando
la hoja a lo largo de mis piernas. Aprovecho y me quito también el vello de
axilas e ingles, dejándome una pequeña línea de vello. Me recuesto sobre la
bañera, apoyando la cabeza en el borde protegido con una toalla mullida a modo
de cojín. El silencio me relaja y cierro los ojos disfrutando de la sensación
de las cálidas aguas envolviendo mi cuerpo. Cuando siento que los dedos de
manos y pies están arrugados como uvas pasas decido que ya he tenido suficiente
y me lavo el pelo. Me aclaro bien toda la espuma y salgo de la bañera. Me seco
todo el cuerpo, me pongo una toalla en la cabeza y vuelvo a mi habitación. Miro
el móvil y veo que tengo una llamada perdida. Oh, no. Es un número que no tengo
guardado, pero sé perfectamente de quien es. ¡Es Javi! ¿Para qué me llamará?
Empiezo a darle vueltas al asunto. A lo mejor lo ha dejado con su novia belga y
ahora quiere volver. Pues lo lleva claro, el tío. Decido echarle un vistazo a
su facebook, para ver sus últimas actualizaciones. Enciendo el ordenador, y
mientras se abre empiezo a morderme las uñas. ¡Mierda! Estoy de los nervios. Tarda
una eternidad en cargarse, o al menos así lo siento yo. Finalmente se abre la
pantalla del explorador y le doy al enlace rápido del facebook. Escribo en el
buscador de personas su nombre y se abre su perfil. Qué guapo está en su foto
principal. La ha cambiado, ya que antes tenía una foto dándose un morreo con su
novia. Miro los detalles de su perfil, y en efecto, ¡ahora pone que está
soltero! Tamborileo los dedos en la mesa de mi escritorio, cada vez más
nerviosa. ¿Pero para qué me llama? Dios mío, si hace casi dos años que no
hablamos. Con todo el jaleo de Javi no me había dado cuenta de que tengo una
petición de amistad. La abro y ahí está James. Tiene un nombre distinto: Jamie
Park. Supongo que es para que no le encuentren y le atosiguen con peticiones de
amistad. Le acepto inmediatamente. Empiezo a mirar sus fotos, y madre mía, está
guapísimo en todas. En algunas sale con sus amigos, en fiestas y reuniones
informales, otra carpeta es de algunos de sus trabajos de modelo. Miro esa
carpeta con más detenimiento. ¡Vaya cuerpazo que tiene! Está estupendo en ropa
interior. Me deleito un rato más con sus fotos pero en la esquina de abajo veo
que Javi me abre conversación.
-Hola,
stas?
¿Qué hago? ¿Contesto? Decido
que lo mejor es contestarle, para que no piense que aún me sigue afectado.
-Sí,
Hola, cmo stas?
-Bien,
hs vsto mi llamada?
-Si,
acbo d verla. Q qerias?
-Nda,
hblar cntigo. Hace añs q no se nda de ti.
Así que ahora quiere saber de
mí, ¿Pero de qué va? Fuimos mejores amigos desde que teníamos 6 años, salimos
cuatro años juntos, me deja y desaparece totalmente de mi vida, y encima parece
que es culpa mía.
-Ah,
ps todo bn. Sigo en Londres.
-Sí,
ya he vsto las ftos en tu fb. te va tdo bn?
-Gnial.
Stoy trbajando en una escuela d arte, y vivo en una csa en Notting hill cn mi
hrmana.
-Estpndo.
Y cndo vnes a España?
¿Eh?
-No
lo sé. Cmo trbajo no tngo mcho tiempo libre.
-Ah,
vaya. Sq tengo mchas gnas de verte.
Pongo los ojos en blanco a la
pantalla. No quiero seguir hablando con él.
-Oye,
tng q dejarte. He qedado en un rato.
-Ah,
vale. L
spngo q ya hablarems.
-Ok,
chao.
-Adios,
un beso.
Cierro inmediatamente el
facebook. Estoy alucinando. O sea, lo deja con su novia, y ahora quiere saber
de mí. ¡Será desgraciado! Miro el reloj y veo que con las siete. ¡Mierda! Solo
tengo una hora para prepararme. Decido no pensar más en Javi y ponerme manos a
la obra.
***************
A las ocho menos diez ya
estoy lista. Me he puesto unos pantalones negros ajustados y una camisa color
coral de seda. Además he añadido un collar muy bonito que compré en topshop el
invierno pasado y unos stilettos negros con tacón alto. Me miro en el espejo y
me doy por satisfecha. Me he maquillado ligeramente y peinado el pelo en bucles
anchos.
Salgo de casa bien abrigadita
y camino hacia la mansión de James. Ya no quedan restos de la fiesta de anoche
en los alrededores, así que deduzco que ha contratado un servicio de limpieza.
Empiezo a ponerme algo nerviosa, dado que no sé cómo va a progresar la noche.
Camino por la entrada
empedrada hacia la puerta principal y toco el timbre. Me abre al cabo de varios
segundos, y ¡vaya! Está impresionante. Lleva una camisa blanca metida por
dentro de unos pantalones oscuros. Tiene los dos botones de arriba abiertos, y
las mangas remangadas por encima del codo de modo que le da un aire más
informal. Me sonríe en cuanto me ve, y se aparta a un lado para que pase.
-Estás guapísima –dice él al
mismo tiempo que me quito el abrigo. Le sonrío tímidamente y le doy mi abrigo.
-Gracias, tú también- su
sonrisa se hace más amplia y se acerca a mí para darme un suave beso en los
labios.
-Ven –dice al tiempo que echa
a andar hacia la cocina. El aire huele genial. No sé que estará cocinando pero
seguro que está de muerte.
Entramos en la cocina. Es una
cocina súper moderna, con los electrodomésticos de acero inoxidable y las
encimeras de hormigón brillante. Tiene una isla con la vitrocerámica y una
campana que sale de ella. Estoy alucinada con tanta tecnología. Él me ofrece
una copa de vino tinto, que acepto encantada. Le doy un sorbo y está buenísimo.
Suena la campana del horno y saca una bandeja con carne y algunas verduras.
Parece cordero, y huele estupendamente.
-Ya está casi listo- dice
mientras saca de la bandeja del horno la carne y la coloca en una fuente. Le
añade una salsa que tenía cocinando sobre el fuego y lo rocía por encima. –Espero
que te guste el cordero con salsa de cerezas-dice levantando la vista un
segundo mientras sigue rociando la carne. Añade las verduras en los costados de
la fuente y coge el plato.
-Seguro que sí, tiene muy
buena pinta.
-Vamos al comedor- dice
mientras sale de la cocina. Le sigo y entramos en el salón. Ha preparado una
mesa para dos preciosa. Aunque la mesa es grande, está colocada de tal forma
que utilizamos solo un trozo de ésta. Los platos están colocados en el frente y
uno de los lados, de modo que estamos uno al lado del otro.
Coloca la fuente con la carne
en el medio de ambos platos y me hace un gesto para que tome asiento en una de
las sillas. Empieza a servir una ración en mi plato. A continuación, se sirve a
él y se sienta. Se echa vino en una copa y la levanta para brindar.
-Por nosotros- dice mientras
chocamos las copas.
-Chin chin- respondo antes de
darle un sorbo al vino. Él bebe también.
Comenzamos a cenar y cuando
meto el primer pedazo de carne en la boca se deshace sobre mi lengua. Está
increíble, y el contraste de la carne con la salsa es impresionante. Se me
escapa un gemido de satisfacción y él sonríe.
-Me alegro de que te guste.
Mi madre me enseñó a cocinar desde bien pequeño. Siempre la observaba cuando
hacía la comida y cuando tuve edad suficiente para acercarme a un fuego me
enseñó todos sus truquitos.
-Qué afortunado. Mi madre
también nos enseñó a cocinar a mi hermana y a mí. A ella se le da genial hacer
cualquier cosa, y con tan buena maestra es difícil no ser buena aprendiz.
Aunque Sara es una profesional con la repostería. A mí se me da mejor lo
salado.
-Yo soy muy malo cocinando
postres- dice él cogiendo su copa de vino y dándole un trago. Hace un mohín y
se encoge de hombros divertido.
-Yo sé cocinar lo básico…
bizcochos y poco más.
-Bueno, algún día pondremos
en práctica sus dotes culinarias, señorita Blanco. –dice él con una sonrisa
pícara.
-Ja-ja eso habrá que verlo.
Seguimos conversando un rato
más acerca de cocina, pero de vez en cuando nos sorprendo mirándonos
lascivamente.
-Derek y Sara parecen
llevarse muy bien –dice él cambiando de tema de repente.
-Sí, eso parece. Me alegro
por mi hermana. Espero que él pueda ayudarla un poco en su carrera, ya que está
un poco estancada.
-Seguro que sí. Derek conoce
a muchas personas influyentes en el mundo del cine, y tu hermana tiene muchas
cualidades que le pueden favorecer en ese mundillo.
Es verdad. Sara es muy
completa. Para empezar es muy guapa, además de lista, divertida, locuaz, y, por
supuesto, muy buena en lo suyo. Puede parecer un poco frívola a veces, pero no
lo es en absoluto. Tiene el corazón más grande del mundo, y siempre está
pendiente de los demás. Por eso me duele tanto que no le estén saliendo las
cosas como esperaba.
-En cuanto a ti, qué te voy a
decir… -dice él, soltando un suspiro exagerado. Se dibuja una sonrisa traviesa
en su rostro.- Me tienes totalmente hechizado. –sus ojos centellean un poco al
mirarme.
-James, haces que me ponga
colorada –digo yo sintiéndome muy vergonzosa. Bebo un trago del vino para pasar
un trozo de carne que se me ha quedado atragantado tras la confesión de James.
-Es que es la verdad. Cuando
te vi por primera vez, dirás que es una cursilada pero pensé que eras como un
ángel caído. Toda de negro, con un halo de tristeza a tu alrededor pero bella
como ninguna. Quería acercarme a ti y conocerte, aunque no sabía cómo hacerlo. Estuve
toda la noche dudando entre si acercarme a ti o no. No quería parecer un ligón
desesperado, Luego, simplemente desapareciste, y pensé que no volvería a verte.
Entonces compré tu cuadro, y te juro que nunca he grabado un nombre tan a fuego
en mi mente como el tuyo. Seguí investigando y descubrí que trabajabas en la
escuela de arte Art&Co, así que he ido comprando cosas tuyas a lo largo de
este tiempo.
Sigo sin saber qué responder.
Mentiría si dijera que el hecho de que me haya estado investigando no me pone
la piel de gallina, pero por otra parte, me siento realmente halagada. Le
observo durante unos segundos sin decir nada. Es realmente guapo. Lleva el pelo
más corto por detrás y por los lados, mientras que la parte de arriba luce como
si acabara de levantarse. La barba de un par de días hace que sienta deseos de
alargar la mano para acariciarle la cara. Sus ojos azules, casi transparentes,
me observan silenciosos. Probablemente está esperando a que diga algo, pero no
sé qué decir. Por una parte, me gustaría llamarle lunático y acosador, pero no
puedo hacerlo. El hecho de saber que me ha estado siguiendo, a mí y a mis
cuadros, me hace sentir feliz. Quizás mi historia con Javi no salió bien porque
no tenía que ser. Este pensamiento hace que recuerde la conversación que hemos
mantenido hace apenas unas horas, y frunzo el ceño ligeramente.
-¿Qué ocurre?-me pregunta él
preocupado.
-Nada, simplemente he
recordado algo que no acabo de comprender.
Me mira expectante. Seguramente
espera una explicación a lo que acabo de decir, pero no quiero estropear el
momento hablando de mi ex.
-James, te mentiría si te
dijera que no me da un poco de miedo esta situación, pero por otra parte me
siento realmente halagada. La cuestión es si realmente te sientes atraído por
mí, por quien soy, o si quizás ves en mí un proyecto de reconstrucción. En ese
caso, preferiría que lo dejáramos aquí, porque realmente hay cosas que no se
pueden arreglar.
No sé si pienso realmente lo
que acabo de decir. ¿No me puedo arreglar? No creo que el hecho de estar rota
sea mi problema. Creo que estoy empezando a reconstruirme poco a poco y que mi
problema es que estoy aterrada de que vuelva a hacerme lo mismo.
Suspira y alarga una mano
hacia la mía, que reposa sobre la mesa cerrada en un puño. Entrelaza nuestros
dedos y los aprieta ligeramente con los suyos.
-Alba, creo que eres la mujer
más preciosa que he visto nunca- en todo momento no para de mirarme a los ojos.
Mi corazón comienza a latir muy deprisa. Creo que él lo nota, porque sonríe
ligeramente. –Pero es cierto que tu misterio me resulta fascinante. No puedo
dejar de pensar en ti, en qué es lo que pasa por tu cabeza cada vez que me
miras, o cuando estás pintando tus cuadros. Creo que reflejan muy bien el
estado de ánimo en el que te encuentras. Me gustaría que pintaras un cuadro
para mí. De esa manera puedo saber lo que sientes realmente.
Parpadeo varias veces. Puedo
pintar un cuadro para él. Lo que me da miedo es no estar preparada para
expresar lo que siento. Aunque pensándolo mejor, el arte es un modo de
expresión libre, mucho más personal que las palabras, pero aún así, mucho más
fácil para mí. Siempre he tenido cierto recelo en compartir mis sentimientos de
manera hablada. Cuando era pequeña y estaba triste, solía encerrarme en el
estudio de mi padre, le robaba algunas láminas y me ponía a pintar o dibujar
sobre lo que me ocurría. Para mí, el arte era, y es, la manera más sencilla de
expresar lo que siento. Cuando estoy feliz, mis cuadros rebosan de color,
juegos de luces, paisajes, retratos… pero cuando estoy triste, es como si no
tuviera un filtro. Me baso en las cosas cotidianas, pero de la manera más
sombría posible. Siempre he tenido cierta obsesión con los ojos de las
personas. Cuando tenía trece años, le pedí a Marta, mi profesora de pintura,
que me enseñara a dibujarlos de la manera más realista posible. Me pasé meses y
meses dibujando solo ojos, hasta que perfeccioné mi técnica y me sentí
satisfecha con los resultados. Procuraba reflejar en ellos los sentimientos,
las sensaciones que esa persona transmitía. Sin embargo, en mi época difícil,
vamos a llamarla así, mis ojos eran planos. No transmitían sentimientos. No había
nada en ellos. Simplemente eran ojos.
Pienso que me apetece mucho
dibujar a James. Su cara simplemente, a carboncillo. Un contraste de blanco y
negro pero que refleje todo lo que veo en él. Quiero que sus ojos brillen sobre
el papel como siento que brillan cada vez que me mira.
-Estaré encantada de hacer un
cuadro para ti- digo al tiempo que le sonrío. Su sonrisa se hace más amplia,
mostrando la hilera superior de dientes blancos. Le aparece un hoyuelo en la
mejilla cada vez que sonríe de esa manera, y en sus ojos brillan unas chispas.
Nunca he visto una sonrisa más bonita, y siento como el corazón se me hincha.
Nos sostenemos la mirada durante unos instantes más, hasta que la suya
desaparece. Ahora en sus ojos veo deseo, y yo sé que él puede ver lo mismo en
los míos. Mi sonrisa desaparece al mismo tiempo que se escapa un ligero suspiro
de mis labios. Él lo interpreta de la manera correcta, ya que se inclina sobre
la mesa para besarme. Al principio es un beso suave, acariciando levemente sus
labios contra los míos. Siento su cálido aliento colarse entre el resquicio de
mis labios, lo cual me hace suspirar más fuerte. Se le escapa un gemido al
tiempo que alarga su mano derecha para cogerme por la nuca. Entrelaza sus dedos
entre mi pelo y presiona mi cara más cerca de la suya. Sus labios se saborean,
mientras que su lengua entra en contacto con la mía dentro de mi boca. No sé
cómo, pero nos ponemos de pie sin siquiera soltarnos. Ahora su mano libre está
agarrando la parte baja de mi espalda, con las yemas de los dedos prácticamente
rozando mi culo. Me aprieta más contra él, y puedo sentir su erección contra mi
vientre. Eso me hace gemir contra su boca, y él gime de vuelta. Mis manos, que
estaban en sus bíceps, intentan agarrarse a su cuello pero, al ser tan alto, no
consigo encontrar una postura cómoda, por lo que los deslizo a lo largo de su
espalda hasta quedar a la altura de sus riñones. Le aprieto contra mí, nuestras
lenguas aún siguen enroscadas. No puedo dejar las manos quietas y, por lo que
siento, él tampoco. Ambos estamos tocándonos por todas partes, suspirando en la
boca del otro, gimiendo. De repente, me levanta en el aire, sosteniéndome el
culo con ambas. Mis piernas se enroscan automáticamente alrededor de su
cintura. Seguimos de este modo durante varios minutos, quizás horas, hasta que
se separa lentamente jadeando.
-No tenemos por qué hacer
esto –dice mirándome a los ojos- Te juro que estaba totalmente fuera de mis
planes esta noche- frunzo el ceño ligeramente.
-¿No me deseas? –pregunto en
un hilo de voz.
-Por dios, Alba –restriega
ligeramente su erección contra mi – ¿De verdad me estás haciendo esa pregunta?
–parece un poco molesto.-Simplemente no quiero que pienses que sólo se trata de
sexo para mí.
Suspiro aliviada.
-Quiero hacerlo también –le digo
mirándole a los ojos –Aunque quizás esté un poco torpe… hace tiempo que no
practico.
Se dibuja una sonrisa amplia
en sus labios, de las que hacen que le salga el hoyuelo en la mejilla.
-Me alegro de que hayas
decidido retomar la práctica conmigo, entonces –ahora su sonrisa es más
divertida.
Me río brevemente, hasta que
me doy cuenta que él ha vuelto a dejar de sonreír y está mirando mi boca sin
perder detalle. Es entonces cuando yo paro la risa, y volvemos a besarnos
apasionadamente.
���������� Qué tensión!
ResponderEliminarJajaja quieres más??? Se pone calentita la cosa ehh jajaja
EliminarClaroooo!! No puedes ser tan mala de dejarnos asi!!! Jajaja
ResponderEliminarjajaja me temo que solo lo estas leyendo tú!
EliminarMañana subo más si quieres, vale?
(es que me da un poco de vergu! xD)
Jajajaja valeee tranquila!! Tu mandas!:) y seguro que hay alguien más!
EliminarUn besitooo!!
¡¿Cómo lo dejas ahí?! Jaja, ya sigo tu blog!!
ResponderEliminarJajaja subo más tarde el próximo!
EliminarBienvenida :)
¡Quiero más!
ResponderEliminarBesos ♥
Por la noche subo el próximo! :)
EliminarUn besito